Invertir en naturaleza
Impensada ayuda para el Chile post Covid
El país, que ya da algunas luces de repunte, proyecta recuperarse a partir del último trimestre de este año, y es precisamente aquí donde se enfrenta una disyuntiva: mantener viejos patrones de producción y consumo para estimular un acelerado —pero insostenible— crecimiento basado en el extractivismo, o aprovechar la coyuntura para sentar los cimientos de una economía verde que aproveche un rico capital natural mientras protege la biodiversidad y potencia la salud, el empleo y el bienestar a las personas.
Esta oportunidad única que tenemos, de transformar nuestra relación con la naturaleza, coincide con el Decenio de la ONU para la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030, que es una iniciativa mundial que nace en nuestra región del cono sur, específicamente por el gobierno de El Salvador.
La acción que busca El Decenio es impulsar a los gobiernos, empresas y ciudadanos para proteger la vida de millones de hectáreas y mitigar la triple crisis planetaria que enfrentamos: el cambio climático, la pérdida masiva de biodiversidad y la contaminación.
Entender que sin ecosistemas saludables ya no podríamos producir alimentos ni medicinas, tampoco obtener agua dulce, regular el clima o limpiar nuestro aire. Es más, ninguno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible puede lograrse sin un esfuerzo significativo para restaurar nuestro mundo natural.
Esta restauración de ecosistemas nos permitirá recuperarnos en muchas áreas de nuestra sociedad; crear negocios y empleos, ahorrar costos importantes en adaptación climática y prevenir futuras pandemias por enfermedades zoonóticas.
Por otra parte, los beneficios económicos de las intervenciones conscientes en la naturaleza son hasta 10 veces mayores que el tamaño de las inversiones requeridas. Por el contrario, la inacción como eje de trabajo nos puede resultar hasta tres veces más costosa, a nivel nacional y mundial.
Ahora es tiempo de producir cambios para brindar el cuidado y atención que merece la protección de la naturaleza, y comenzar a pensar incluso desde la posibilidad de generar inversiones a través de una conservación habitable de estos espacios, que nos van a permitir extender nuestra vida y la de las próximas generaciones. Aumentar la conciencia sobre la importancia de la biodiversidad, generando desde el estado mejores políticas, fondos públicos en favor de la restauración, apoyar la labor de nuestros científicos, pero también desde el mundo privado; conocer modelos de inversión en naturaleza, donde se puedan producir rentabilidades y, al mismo tiempo, se proteja y cuide el medio ambiente, es una propuesta necesaria y que marca una innovación de modelos de negocios desde una intervención consciente, donde podemos invertir de la forma más concreta en el medio ambiente, sin dejar ningún propósito de lado y con todas las ganancias pensadas en mismo modelo, cuidando la naturaleza, haciéndonos cargo y desde una inversión privada hoy es una realidad y no solo una posibilidad, sino una necesidad.